La envidia es una de esas emociones que todos sentimos pero pocos admiten. Porque, seamos sinceros, ¿quién quiere aceptar que en algún momento deseó algo que otro tiene? 😅 Pero lo interesante es que no se trata de una emoción “buena” o “mala”, sino de una señal que nos invita a reflexionar sobre lo que necesitamos.
En este artículo vamos a responder a una pregunta que muchas personas se hacen: ¿Existe la envidia sana? 🤔✨
Primero, aclaremos qué es esta emoción tan polémica. La envidia surge cuando nos comparamos con alguien y sentimos que queremos algo que esa persona tiene y nosotros no. Es una emoción secundaria, lo que significa que aparece después de un proceso mental en el que evaluamos, interpretamos y nos medimos frente a los demás. ⚖️
Aunque la envidia tiene mala prensa –porque socialmente se considera “feo” sentirla–, en realidad es algo completamente humano. Y como todas las emociones, no es buena ni mala, sino una invitación a mirar más profundamente. 💡
La respuesta corta: sí, existe. ✅
Pero la clave no está en la emoción en sí, sino en cómo la gestionamos. Si sentimos envidia y eso nos genera frustración, angustia o incluso nos lleva a querer sabotear al otro, entonces estamos ante una gestión poco saludable. 😣 Por otro lado, si la envidia nos inspira, nos motiva o nos ayuda a reflexionar sobre lo que queremos, podemos hablar de envidia “sana”. 🌱
La diferencia radica en nuestra capacidad de tolerar la incomodidad que trae la envidia, reconocerla como válida y usarla como una brújula para explorar nuestras necesidades y deseos. 🌟
Te propongo algo: piensa en una situación en la que hayas sentido envidia. Puede ser algo pequeño, como envidiar el tiempo libre de un amigo, o algo más grande, como la carrera profesional de alguien que admiras. 🏅
Una vez que tengas esa situación en mente, respondé estas preguntas:
Cuando te tomás el tiempo para reflexionar, muchas veces descubrís que lo que realmente buscás no es lo superficial (dinero, éxito, belleza), sino algo más profundo: seguridad, tranquilidad, reconocimiento o sentirte capaz. 🛤️
Una de las reacciones más comunes al sentir envidia es resignarnos, también. Decimos cosas como: “Bueno, eso no es para mí” o “Nunca voy a tener eso”. Y ahí se queda la emoción, sin permitirnos aprender de ella. 😕❌. Nos aleja de la persona a la que envidiamos, si es alguien cercano, y nos posiciona a la defensiva.
Pero la envidia puede ser una oportunidad para actuar desde la aceptación:
La envidia es una brújula que te señala dónde hay una necesidad no satisfecha. Lo importante es no quedarte en el sentimiento, sino usarlo como un disparador para crecer. 🌱
A veces, somos nosotros quienes despertamos envidia en los demás. Esto puede generar incomodidad, culpa o incluso rechazo hacia la otra persona. 😔
Lo primero es recordar que sentir envidia no está “mal”. Si alguien la siente hacia vos, podés empatizar, pero sin asumir responsabilidades que no son tuyas. 💛 No podés controlar las emociones del otro, pero sí podés comunicarte de manera clara y, si es necesario, poner límites para protegerte de comportamientos dañinos. ✋
Para resumir, la envidia sana no es simplemente aceptar lo que sentimos, sino usar esa emoción para profundizar en nuestras necesidades. 🌸
Es preguntarnos:
En lugar de juzgarnos o resignarnos, podemos abrazar la envidia como una herramienta para crecer. Porque, al final del día, lo importante no es lo que otro tiene, sino lo que nosotros hacemos con lo que sentimos. 🦋
¿Qué te parece? Si quieres compartir tus reflexiones o experiencias sobre este tema, dejame un comentario. ¡Me encanta leerte! 📝
Un abrazo enorme, y nos encontramos en el próximo artículo. 💖
María José
Muchas gracias por tu contacto!!! Te responderé lo antes posible! :)
wooow hubo un error al enviar el mensaje!! ¿ podrías probar en unos 15 min?
Muchas gracias!!
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