Blog

Artículos. 

17 de febrero de 2025
Cómo Superar el Síndrome del Impostor y Vivir con Claridad y Confianza Muy buen lunes de claridad mental. Hoy quiero invitarte a reflexionar sobre algo que, aunque no siempre se dice en voz alta, afecta a muchas personas: el Síndrome del Impostor. Esa sensación persistente de que no somos tan capaces como los demás creen, de que nuestros logros son fruto de la suerte y no de nuestras habilidades reales. Si alguna vez te sentiste así, este artículo es para vos. En episodios anteriores, hablamos de las expectativas, el perfeccionismo y la tolerancia a la frustración. Temas que, aunque distintos, comparten una raíz común: el miedo y la autoexigencia. Hoy daremos un paso más y exploraremos el Síndrome del Impostor, entendiendo cómo se conecta con estas temáticas y, más importante aún, cómo podemos enfrentarlo. ¿Qué es el Síndrome del Impostor? El Síndrome del Impostor se manifiesta como una creencia interna de que no estamos a la altura, sin importar los logros que hayamos alcanzado. Como si, en cualquier momento, alguien fuera a “descubrirnos”. Según Valerie Young, autora de The Secret Thoughts of Successful Women, este fenómeno afecta al 70% de las personas en algún momento de sus vidas. Aunque tanto hombres como mujeres lo experimentan, nosotras solemos ser las más propensas debido a factores sociales y culturales que ponen sobre nosotras una carga extra de expectativas. Factores que Alimentan el Síndrome del Impostor 1. Factores Sociales y Culturales Vivimos en una sociedad que aún impone roles desiguales. Para muchas mujeres, la idea de que tenemos que demostrar que somos “igualmente capaces” que los hombres nos lleva a trabajar el doble y, aun así, sentir que no es suficiente. La presión de “ser la mejor”, lejos de fortalecer, desgasta. Incluso cuando logramos destacarnos, los fantasmas de la inseguridad y la autoexigencia pueden seguir rondando. 2. Factores Familiares El contexto en el que crecimos también juega un papel clave. Las expectativas que percibimos de nuestros padres, las historias de éxito que se nos contaron o los valores familiares que nos inculcaron, muchas veces nos hacen sentir que debemos alcanzar un ideal que no siempre nos representa. 3. Perfeccionismo y Autoexigencia El perfeccionismo es una trampa común. Nos impulsa a buscar un control excesivo, a obsesionarnos con los detalles y, muchas veces, a postergar decisiones importantes. Es una actitud que nos aleja de disfrutar los procesos y nos aísla de los demás, porque cuando algo no sale “perfecto”, aparece la frustración y la crítica constante. ¿Cómo Reconocer el Síndrome del Impostor? Valerie Young identifica cinco tipos principales de personas que experimentan el Síndrome del Impostor. Identificarte en alguno de ellos es el primer paso para comprender y transformar esta dinámica: La Perfeccionista : Siempre cree que podría haberlo hecho mejor. Se obsesiona con los detalles, y cuando algo no sale como esperaba, siente que fracasó. La Experta : Necesita saberlo todo antes de actuar. Siente que nunca tiene suficientes títulos, cursos o conocimientos para estar lista. El Genio Natural: Cree que todo debería salirle con facilidad. Si algo le cuesta, asume que no es lo suficientemente talentoso. El Solista : Prefiere no pedir ayuda porque lo considera una muestra de debilidad o una carga para los demás. La Superhéroe : Se sobrecarga de responsabilidades para demostrar que puede con todo. Pero, en el fondo, siente que nunca hace lo suficiente. Herramientas para Superar el Síndrome del Impostor Superar este síndrome no es un proceso rápido, pero sí posible. Estas estrategias te ayudarán a construir confianza en vos misma: 1. Cuestioná tus Pensamientos La reestructuración cognitiva es clave. Desafía esos mensajes internos del tipo: “Solo tuve suerte”. Buscá evidencia concreta de tus logros y reconocé el esfuerzo que te llevó alcanzarlos. 2. Aceptá que No Tenés que Saberlo Todo Aprender es un proceso continuo. Nadie tiene todas las respuestas, y no saber algo no te hace menos capaz. 3. Celebrá el Progreso, no la Perfección Enfocate en lo que has avanzado, no solo en lo que falta. Reconocer tus pasos es una forma de motivarte y disfrutar el camino. 4. Aceptá los Cumplidos Cuando alguien reconoce tu trabajo, decí gracias y dejá de restarle valor. Trabajá en aceptar el reconocimiento como una forma de validar tu esfuerzo. 5. Rodeate de Apoyo Hablar con personas de confianza ayuda a normalizar tus dudas. Compartir tus miedos no te debilita, te conecta. 6. Llevá un Diario de Logros Registrar tus avances, por más pequeños que parezcan, refuerza tu confianza. Este ejercicio diario te ayudará a enfocarte en lo positivo. Dos Claves Extra: Respiración y Planificación Incorporá Espacios de Respiración Consciente Cinco minutos de meditación al día pueden transformar tu energía y claridad mental. No digas que no tenés tiempo, porque lo que realmente significa es que no te estás priorizando. Planificá con Sentido Organizá tus metas considerando también tus espacios de disfrute. No postergues tu felicidad para “después del éxito”. Un buen plan incluye momentos para recargar energía, conectar con otros y disfrutar del presente. Preguntas para Reflexionar Antes de terminar, quiero invitarte a cuestionarte profundamente: En la vida ideal que deseás, ¿qué es lo más importante que estás buscando? ¿Qué hay detrás de los logros que perseguís? ¿Para qué hacés todo lo que hacés? Conectar con estas respuestas es esencial para redirigir tu energía hacia lo que realmente importa: vos misma. Te dejo un abrazo gigante y una invitación a priorizarte, a escucharte y a construir una vida donde el disfrute sea parte del camino, no solo el destino. con cariño María José
14 de febrero de 2025
Perfeccionismo vs. Progreso: Cómo dejar de procrastinar 🚀 Por María José Pedrini. Psicóloga y psicoterapeuta sistémica. ¿Alguna vez te encontraste atrapado/a en el bucle de "darle mil vueltas" a algo, queriendo que todo salga perfecto antes de lanzarte? 🤯 Ese momento en que una idea o proyecto parece que no está "listo" y, sin darte cuenta, terminás postergando la acción… Si te sentiste identificado/a, no estás solo/a. Esta trampa mental tiene nombre: perfeccionismo . El perfeccionismo puede disfrazarse de excelencia, pero la realidad es que, muchas veces, se convierte en un obstáculo para avanzar 🛑. Hoy quiero contarte qué es realmente, cómo afecta nuestra capacidad de actuar y, lo más importante, cómo podemos empezar a desarmarlo.  ¿Qué es el perfeccionismo? 🧐 El perfeccionismo no es simplemente "querer hacer las cosas bien". Es un mecanismo mental que nos lleva a fijarnos estándares altísimos, tanto para nosotros mismos como para los demás. Lo interesante es que este rasgo no es único, sino que tiene varias dimensiones : Perfeccionismo auto-orientado: Nos exigimos ser impecables, ya sea en el trabajo, en nuestras relaciones o incluso en nuestra apariencia. Esto nos hace convivir con una autocrítica constante y niveles altos de estrés y ansiedad. Perfeccionismo hacia los demás: Ponemos expectativas irrealistas en quienes nos rodean, lo que puede generar tensiones en nuestras relaciones. 🤝 Perfeccionismo socialmente prescrito: Sentimos que otros esperan demasiado de nosotros, lo que nos lleva a cargar con una presión externa agotadora. Estas formas de perfeccionismo están profundamente ligadas a nuestras emociones y cómo nos vemos frente al mundo. En todos los casos, el miedo al error o al fracaso se convierte en un enemigo silencioso que frena nuestro progreso. ¿Por qué nos lleva a procrastinar? 🕰️ El perfeccionismo y la procrastinación están íntimamente relacionados. Cuando sentimos que algo no está "perfecto", postergamos el momento de actuar, con la esperanza de encontrar el "momento ideal". Sin embargo, ese momento nunca llega. Esta mentalidad nos lleva a: Perder tiempo en detalles que no son tan importantes. ⏳ Adentrarnos en la "parálisis por análisis" , pensando tanto en lo que podría salir mal que no damos el primer paso. Evitar exponernos, por miedo a que nos juzguen o critiquen. ¿La verdad? El mundo no está esperando que seamos impecables. La perfección no existe y, mientras la perseguimos, nos alejamos de nuestros objetivos reales. ¿Cómo soltar el perfeccionismo y avanzar? 🌱 Si estás listo/a para salir de ese ciclo, aquí van algunas claves que pueden ayudarte a reconectar con lo esencial y dejar de procrastinar: Redefine tus estándares: Pregúntate si realmente necesitas que todo esté perfecto o si lo esencial ya está listo. Recordá que muchas veces, "lo bueno es mejor que lo perfecto". 🙌 Volvé a tu propósito: ¿Para qué estás haciendo esto? Tener clara tu motivación principal te ayudará a enfocarte en lo que importa y no perder tiempo en detalles secundarios. Acepta los errores como parte del proceso: No aprenderás sin equivocarte. Los errores no definen quién sos, sino que te muestran el camino para mejorar. Conectá con el momento presente: En lugar de preocuparte por lo que otros pensarán, focalizate en disfrutar el camino. El proceso también tiene valor. ✨ Preguntas clave para reflexionar 📝 Antes de dar el próximo paso, te invito a reflexionar con estas preguntas: ¿Qué harías si supieras que no podés fracasar? 🤔 ¿Qué te estás perdiendo por no animarte a dar el primer paso? ¿Cómo sería tu vida si no te exigieras tanto? Estas preguntas no solo te conectan con la acción, sino que te ayudan a liberar la presión innecesaria que te pone el perfeccionismo. Conclusión 🌟 El perfeccionismo no es el camino a la superación personal, sino una coraza que usamos para evitar la crítica y la vergüenza, como bien lo dice Brené Brown. Pero esa coraza pesa demasiado y nos impide avanzar. Por eso, te invito a volver a lo simple, a lo auténtico y a permitirte disfrutar del proceso. Acordate que no es necesario ser perfecto para ser valioso/a, ni para compartir tu talento con el mundo. ¿Y vos? ¿Qué te animarías a hacer si dejaras de buscar la perfección? Con cariño MJ Pedrini
14 de febrero de 2025
The body content of your post goes here. To edit this text, click on it and delete this default text and start typing your own or paste your own from a different source.
Gestiona tus expectativas para que sean tu fuente de energías mas que tu fuente de miedos
27 de enero de 2025
En nuestra vida cotidiana, las expectativas suelen ser vistas como algo peligroso 🚨. Las asociamos con el riesgo de la desilusión 💔, con el miedo al fracaso 😰 y, a menudo, buscamos eliminarlas para "protegernos" de un dolor que no queremos enfrentar. Seguramente habrás escuchado o dicho frases como: "No quiero ilusionarme", "Prefiero no tener expectativas", o "Las malditas expectativas siempre nos juegan en contra" 🙄. Pero, ¿qué tan realista es intentar vivir sin ellas? 🤔 Y más importante aún, ¿es saludable? Quiero invitarte a reflexionar sobre las expectativas, no para eliminarlas, sino para aprender a gestionarlas desde un lugar de conexión contigo mismo/a 💡💖 y con tus deseos más profundos 🌟. ¿Por qué tememos a las expectativas? El miedo a las expectativas está profundamente ligado a nuestra forma de relacionarnos con el dolor 🩹 y la frustración 🥺. Muchas veces creemos que, si no nos ilusionamos, si mantenemos la mente en blanco 🧘‍♀️, el golpe será menor en caso de que las cosas no salgan como esperamos. ❌ Spoiler alert : Esta estrategia rara vez funciona. Desconectarnos de nuestras expectativas también nos desconecta del deseo ✨, del placer 🥰 y del disfrute 😌. En lugar de protegernos, nos empuja a vivir desde una especie de neutralidad emocional 😶, donde evitamos tanto las emociones negativas como las positivas. Y cuando el desenlace no es el esperado, el dolor sigue presente 💔, pero además viene acompañado de culpa y vergüenza: "¿Por qué me duele tanto si se supone que no esperaba nada?" La realidad es que nuestras expectativas no son enemigas 🫂. Al contrario, son guías que nos muestran qué aspectos de nuestra vida tienen sentido, qué anhelamos y qué nos motiva a seguir adelante 🌈. Expectativas: una pista para descubrir tus deseos Cuando nos ilusionamos con una relación ❤️, un proyecto 🚀, un viaje 🗺️ o cualquier meta, lo que estamos haciendo es conectar con nuestro deseo de alcanzar algo significativo 🌟. Pero es importante comprender que las expectativas no garantizan un resultado 📉. Son pistas, no certezas 🧭. Por ejemplo, si tienes muchas expectativas con una nueva relación de pareja 👫, tal vez lo que realmente deseas es construir un vínculo profundo 🏡, tener proyectos compartidos ✈️ o encontrar a alguien con quien caminar la vida 👣. La expectativa de que esta relación funcione no significa que se convertirá en el centro de tu existencia, sino que te revela lo importante que es para ti ese tipo de conexión 💬. Al permitirnos observar nuestras expectativas sin juicio 👀✨, podemos usarlas como un mapa que nos guía hacia nuestros deseos más auténticos 💡. Cómo gestionar tus expectativas de forma saludable El dilema de las expectativas no es eliminar el deseo ✨ ni dejar que el miedo tome el control 😟. Se trata de encontrar un equilibrio ⚖️ que nos permita soñar 🌈, ilusionarnos 💭 y, al mismo tiempo, ser conscientes de que no todo saldrá como esperamos 🕰️. Aquí te comparto un ejercicio práctico para ayudarte en este proceso 📝: 1. Respira y crea un espacio de claridad Tómate unos minutos para respirar profundamente 🫁. Inhala un aire cargado de confianza en ti mismo/a ✨ y exhala todas esas preocupaciones que te limitan 🌬️. Visualiza cómo este aire dorado que entra te llena de calma 💛 y cómo el aire violeta que sale se lleva tus miedos 💜. 2. Escribe sobre tu deseo y tu miedo En un papel 🖊️, reflexiona sobre estas preguntas: ¿Qué me genera ilusión en esta situación? ✨ ¿Qué deseo realmente? 🌟 ¿Qué me da miedo? (No respondas simplemente “que no funcione” 🙅‍♀️. Indaga más profundo: ¿Qué me diría a mí mismo/a si esto no sale bien?) 3. Reconoce la realidad con amabilidad Pregúntate: ¿Qué puedo esperar realmente de esta situación? 🤔 ¿Cómo me gustaría vivirla? 😊 ¿Cómo puedo comprometerme a acompañarme, incluso si las cosas no salen como espero? 🤝 Al finalizar, relee tus respuestas 📖. Este pequeño ejercicio no solo te ayudará a ordenar tus pensamientos 🧠, sino que también te permitirá conectar con una claridad emocional que reduce la ansiedad y fortalece tu confianza en ti mismo/a 💪✨. El poder de conectar con tus deseos Las expectativas, cuando son gestionadas con honestidad y realismo 🤝, son un puente hacia nuestros deseos más profundos 🌈. Nos permiten reconocer lo que queremos para nuestra vida, lo que nos motiva y nos da sentido 🌟. Evitar las expectativas no elimina el dolor 🛑, pero sí nos desconecta del disfrute, de la ilusión y del entusiasmo 🥹. Por eso, te animo a sostener la incomodidad que a veces generan. Conecta con tus deseos, ábrete al placer de soñar ✨, y acepta que no siempre las cosas saldrán como esperas. No pasa nada. El aprendizaje y el crecimiento también forman parte del camino 🌱💪.  Recordemos que el deseo siempre nos guía hacia lo que da sentido a nuestra vida 💡. Si te permites conectar con él, vivirás con más claridad, plenitud y gratitud 🙌✨. Nos seguimos leyendo y reflexionando juntos/as 💬. ¡Un abrazo enorme y que tengas un lunes lleno de claridad mental! Con Cariño Maria José
13 de enero de 2025
La envidia es una de esas emociones que todos sentimos pero pocos admiten. Porque, seamos sinceros, ¿quién quiere aceptar que en algún momento deseó algo que otro tiene? 😅 Pero lo interesante es que no se trata de una emoción “buena” o “mala”, sino de una señal que nos invita a reflexionar sobre lo que necesitamos. En este artículo vamos a responder a una pregunta que muchas personas se hacen: ¿Existe la envidia sana? 🤔✨ ¿Qué es la envidia? Primero, aclaremos qué es esta emoción tan polémica. La envidia surge cuando nos comparamos con alguien y sentimos que queremos algo que esa persona tiene y nosotros no. Es una emoción secundaria, lo que significa que aparece después de un proceso mental en el que evaluamos, interpretamos y nos medimos frente a los demás. ⚖️ Aunque la envidia tiene mala prensa –porque socialmente se considera “feo” sentirla–, en realidad es algo completamente humano. Y como todas las emociones, no es buena ni mala, sino una invitación a mirar más profundamente. 💡  ¿Existe realmente la envidia sana? La respuesta corta: sí, existe . ✅ Pero la clave no está en la emoción en sí, sino en cómo la gestionamos . Si sentimos envidia y eso nos genera frustración, angustia o incluso nos lleva a querer sabotear al otro, entonces estamos ante una gestión poco saludable. 😣 Por otro lado, si la envidia nos inspira, nos motiva o nos ayuda a reflexionar sobre lo que queremos, podemos hablar de envidia “sana”. 🌱 La diferencia radica en nuestra capacidad de tolerar la incomodidad que trae la envidia, reconocerla como válida y usarla como una brújula para explorar nuestras necesidades y deseos. 🌟 Un ejercicio para reflexionar sobre la envidia Te propongo algo: piensa en una situación en la que hayas sentido envidia. Puede ser algo pequeño, como envidiar el tiempo libre de un amigo, o algo más grande, como la carrera profesional de alguien que admiras. 🏅 Una vez que tengas esa situación en mente, respondé estas preguntas: ¿Qué necesidad profunda está detrás de esa envidia? 🧐 Si tuvieras eso que deseás, ¿qué cambiaría en tu vida? ¿Qué sentirías? 💖 Cuando te tomás el tiempo para reflexionar, muchas veces descubrís que lo que realmente buscás no es lo superficial (dinero, éxito, belleza), sino algo más profundo: seguridad, tranquilidad, reconocimiento o sentirte capaz. 🛤️ La trampa de la resignación Una de las reacciones más comunes al sentir envidia es resignarnos, también. Decimos cosas como: “Bueno, eso no es para mí” o “Nunca voy a tener eso”. Y ahí se queda la emoción, sin permitirnos aprender de ella. 😕❌. Nos aleja de la persona a la que envidiamos, si es alguien cercano, y nos posiciona a la defensiva. Pero la envidia puede ser una oportunidad para actuar desde la aceptación: Si envidias el cuerpo de alguien, puedes empezar a cuidar el tuyo y, sobre todo, aprender a valorarlo tal como es. 💪💖 Si envidias el éxito profesional de alguien, puedes trabajar en pequeñas acciones que te hagan sentir más realizado en tu carrera. 🏆 Si envidias el estilo de vida de alguien, puedes preguntarte qué aspectos de tu vida te gustaría mejorar y cómo podés dar pasos en esa dirección. 🌱 La envidia es una brújula que te señala dónde hay una necesidad no satisfecha. Lo importante es no quedarte en el sentimiento, sino usarlo como un disparador para crecer. 🌱 ¿Qué pasa cuando otros sienten envidia por nosotros? A veces, somos nosotros quienes despertamos envidia en los demás. Esto puede generar incomodidad, culpa o incluso rechazo hacia la otra persona. 😔 Lo primero es recordar que sentir envidia no está “mal”. Si alguien la siente hacia vos, podés empatizar, pero sin asumir responsabilidades que no son tuyas. 💛 No podés controlar las emociones del otro, pero sí podés comunicarte de manera clara y, si es necesario, poner límites para protegerte de comportamientos dañinos. ✋ La envidia como oportunidad de crecimiento Para resumir, la envidia sana no es simplemente aceptar lo que sentimos, sino usar esa emoción para profundizar en nuestras necesidades. 🌸 Es preguntarnos: ¿Qué quiero realmente? 🤷‍♀️ ¿Qué necesito para sentirme pleno? 🧘‍♂️ ¿Qué puedo hacer hoy, desde mi lugar, para avanzar hacia eso? 🌟 En lugar de juzgarnos o resignarnos, podemos abrazar la envidia como una herramienta para crecer. Porque, al final del día, lo importante no es lo que otro tiene, sino lo que nosotros hacemos con lo que sentimos. 🦋 ¿Qué te parece? Si quieres compartir tus reflexiones o experiencias sobre este tema, dejame un comentario. ¡Me encanta leerte! 📝 Un abrazo enorme, y nos encontramos en el próximo artículo. 💖 María José
6 de enero de 2025
¡Hola! 👋 Hoy quiero invitarte a reflexionar sobre algo que seguramente te ha pasado más de una vez: el miedo de que algo malo suceda… y que, de alguna forma, termines haciendo que pase. ¿Te suena familiar esa sensación de decir: "¡Lo sabía, esto iba a pasar!"? 🤯 Si es así, no estás solo. A menudo nos encontramos atrapados en este ciclo, y es aquí donde entra en juego un concepto muy interesante: la profecía autocumplida. ¿Qué es la profecía autocumplida? 🪄 No, no es magia. Es un proceso psicológico donde nuestras creencias o miedos sobre el futuro influyen en nuestras acciones y terminan haciendo que ese temor se vuelva realidad. Por ejemplo: 👥 Tienes miedo de ser rechazado/a. Ante cualquier situación nueva, estás tan enfocado/a en evitar el rechazo que comienzas a interpretar señales en el entorno como una amenaza. Tu defensa se activa, reaccionas desde el miedo, y esto puede afectar tu comunicación o tus relaciones. ¿El resultado? Te sientes rechazado/a, y refuerzas tu temor inicial. El papel del miedo: amigo o enemigo 💡 El miedo no es malo, es nuestro sistema de alerta y protección. Pero si no aprendemos a gestionarlo, puede convertirse en un obstáculo que nos desorienta. Cuando tememos algo, nuestro cerebro tiende a enfocarse únicamente en los escenarios negativos y empieza a buscar evidencias que confirmen ese miedo. Es como si activáramos una lupa que magnifica todo lo malo… y olvidamos mirar lo que sí queremos que pase. ¿Cómo evitar que tus miedos se hagan realidad? 🛑 No se trata de negar el miedo, sino de aprender a manejarlo. Aquí tienes 5 claves prácticas: 1️⃣ Dale un lugar al miedo, pero con límites: Cuando aparezca el temido "¿Y si pasa…?", reconoce esa posibilidad. Luego pregúntate: ¿Cómo quiero reaccionar si eso sucede? ¿Qué necesito para sentirme preparado/a? 2️⃣ Enfócate en lo que deseas: Haz un cambio de perspectiva. Pregúntate: ¿Qué quiero que pase? ¿Qué necesito hacer para que eso suceda? Esto te ayudará a redirigir tu energía hacia acciones positivas. 3️⃣ Conecta con tus valores y tus fortalezas: ¿Qué te haría sentir orgullo de ti mismo/a? ¿Qué puedes aportar para disfrutar más la situación? Hacerlo te dará seguridad y te ayudará a mantener la calma. 4️⃣ Responsabilízate de tu bienestar: No pongas el foco solo en lo que quieres evitar. Apuesta por lo que te hace sentir bien, te conecta con los demás y te motiva. 5️⃣ Practica la imaginación constructiva: Deja de alimentar los escenarios temidos y visualiza cómo te gustaría que fuera ese momento. ¿Qué emociones quieres sentir? ¿Cómo puedes contribuir a que eso pase?  ¿Por qué importa tanto este cambio de enfoque? 🌟 Cuando vivimos enfocados/as en evitar nuestros miedos, perdemos de vista nuestras capacidades, nuestros deseos y lo que realmente nos hace felices. En cambio, al actuar desde lo que queremos construir, tomamos el control de nuestra vida y nos sentimos más conectados con nosotros mismos y con los demás. Conclusión: Dale rienda suelta a tus deseos, no a tus miedos 🎯 La próxima vez que un miedo aparezca en tu mente, recuerda: ✔️ Escúchalo y planifica si es necesario. ✔️ Pero también conecta con lo que te haría feliz, lo que quieres lograr y cómo te gustaría vivir esa experiencia. En lugar de gastar energía evitando un rechazo, una crítica o una pérdida, úsala para construir momentos de placer, disfrute y conexión. Porque el poder de cómo vivimos cada situación está en nuestras manos. 🫶 🌟 ¿Y tú, qué harás hoy para construir la vida que deseas? 🌟 ¡Un abrazo enorme y nos vemos en el próximo artículo! 😊 Maria José
recuerda estos principios para comprender mejor tus interacciones comunicacionales
6 de enero de 2025
¡A comunicarnos mejor! 🗣️ Teoría de la comunicación humana 📚 Hoy quiero invitarte a explorar la comunicación humana desde un enfoque más amplio. Basándonos en la Teoría de la Comunicación Humana , tema que me atrapó y me llevó a ser la psicóloga que soy. 🌟 Si lo buscás en internet, quizás encuentres "Teoría de la comunicación humana" de Paul Watzlawick, un gran terapeuta que trabajó en equipo en el MRI, un centro en Palo Alto, California. 🌍 (Dato extra: ¡tuve la suerte de estar allí hace más de 10 años! 🫶) Este equipo investigó la comunicación, analizando familias y patrones relacionales. 🧠 Plantearon 5 axiomas que iluminan lo complejo de comunicarnos y nos recuerdan que somos co-creadores de nuestra realidad. Vamos a desglosarlos: 1. Es imposible no comunicar ✋ Siempre estamos comunicando algo. 🗣️ Incluso cuando intentamos no hacerlo, o ignoramos a alguien, enviamos un mensaje. Por ejemplo, si alguien actúa de una manera que no entendemos, en lugar de enojarnos, podemos preguntarnos: ¿Qué está queriendo comunicar con su actitud? 🤔 2. Contenido y relación 🤝 Toda comunicación tiene dos niveles: el contenido (lo que decimos) y la relación (cómo lo decimos). 💬 Por ejemplo, si mi mamá me decía "es un no negativo" ✋, el contenido era claro, pero la relación madre-hija añadía el mensaje implícito: "Esto no se discute". La relación define cómo interpretamos el contenido. 3. Puntuación de secuencias de los hechos 🌀 Damos sentido a los hechos poniéndolos en una secuencia, pero esa "realidad" puede variar según el punto de vista. Por ejemplo: "Estaba tranquila y él vino nervioso" vs. "Yo me puse nervioso porque antes ella...". ¡Cuidado con absolutizar! 🛑 Nuestra interpretación es solo una parte de la historia. 🎭 4. Digital y analógico 🗯️ Lo digital es el contenido; lo analógico, el "cómo". 🙋‍♀️ Por ejemplo, si te digo "qué gusto verte" 😊 pero mi abrazo es frío 🧊, sentirás la desconexión. Muchas veces, lo analógico pesa más que lo digital. 5. Simetría y complementariedad ⚖️ Las relaciones pueden ser simétricas (entre iguales, como amigos) o complementarias (con diferencias, como un maestro y su alumno). En las parejas, estas dinámicas pueden alternar. Por ejemplo, una pareja sana combina simetría y complementariedad según la situación. 💕 Reflexión final 🌟 El mundo de las relaciones es una de las cosas que más nos afecta como personas, que determina cómo nos sentimos. Como siempre digo, no sólo son las relaciones con los otros, sino también con nosotros, porque lo que nos decimos, el modo en que nos hablamos es vivido por el cuerpo como real, recuerda que el cerebro no distingue entre realidad y fantasía, y esto quiere decir que se procesa la información de lo que nos decimos y cómo nos lo decimos como si otro nos estuviera hablando. Ten en cuenta estos principios comunicacionales a la hora de comprender una situación, no sólo de otro hacia ti… sino también tuya con otro y contigo. ¿Qué pasó en esa situación? La respuesta está en la dinámica de ambos, en el juego interaccional le llamamos, de lo dicho, lo hecho y lo comprendido. Recuerda que es imposible no comunicar, que lo que decimos, estará determinado por la relación que tenemos con quién estemos interactuando. No te olvides de que tendemos a puntuar las secuencias de los hechos en función de lo que nosotros entendemos cómo se dieron las cosas, pero quizás para el otro, antes o después pasaron también otras cosas por ejemplo “desde que he llegado a casa, me has hablado mal, nose si estás enojado conmigo o qué te pasa” .. se lo decimos con rechazo.. “ es que no me pasa nada” marca un limite nuestra pareja.. y desde la molestia podríamos responder “siempre igual” y abrimos la puerta a la escalada de la discusión.. En esta situación, también podríamos decir “yo siento que desde que llegué estás raro, nose si es conmigo o si pasó algo antes ¿ estás bien ? ¿ quieres que hablemos de algo?”.. el otro podrá responder que está bien o mal y que quiere o no hablar.. pero es menos probable que se inicie la escalada, porque básicamente no estamos atacando al otro. Recuerda que muchas veces no es lo que decimos o nos dicen, sino cómo lo decimos, y que esto nos puede llevar a caer en interpretaciones para llenar las incoherencias. y por ultimo, pero no menos importante ten en cuenta que esta comunicación - no necesariamente verbal - puede ser simétrica, es decir basada en la igualdad, o complementaria, que no existe igualdad de condiciones, pero no por eso está “mal” por ejemplo la relación de padres con hijos. Algunas veces tenemos que asumir que tenemos un rol de autoridad, con la responsabilidad que conlleva y otras veces es importante recordar que el otro es simétrico a nosotros y que no corresponde posicionarnos en un lugar de autoridad. ¡Te mando un fuerte abrazo! 🤗
Ritualiza tu fin de año para regalarte un balance de lo que has vivido.
23 de diciembre de 2024
The body content of your post goes here. To edit this text, click on it and delete this default text and start typing your own or paste your own from a different source.
¿Qué te lleva a gritar? ¿Por qué tratas mal a los demás? ¿Te has cuestionado que dice tu cabeza?
19 de diciembre de 2024
¿Es posible cambiar la forma en que tratamos a los demás? Cambiar la forma en que tratamos a las personas puede parecer una tarea gigantesca. A menudo nos prometemos hacerlo mejor: ser más pacientes, más amables, menos reactivos. Y, sin embargo, llega el momento crítico y reaccionamos "como siempre". Gritamos, nos cerramos, nos excedemos en cuidar o nos mostramos distantes. ¿Te suena familiar? Si es así, no estás solo/a. Este patrón es más común de lo que crees, y tiene mucho que ver con cómo nos hablamos a nosotros mismos. El vínculo entre cómo nos tratamos y cómo tratamos a los demás Para entender por qué repetimos ciertos comportamientos, necesitamos mirar hacia adentro. Nuestra forma de tratar a los demás está profundamente ligada a nuestra relación con nosotros mismos. En el episodio anterior del podcast, hablamos de reeducar a nuestro juez interno, esa voz crítica que a veces nos castiga y nos exige ser de una manera que creemos correcta, pero que no necesariamente nos representa. Este juez interno no solo influye en cómo nos sentimos, sino también en cómo nos relacionamos con los demás. Pensemos en esto: Si nuestro diálogo interno está lleno de juicios y exigencias, es probable que esos mismos patrones se reflejen en nuestras interacciones. Si nos tratamos con dureza, es más difícil tratar a otros con comprensión y amabilidad. Por eso, cambiar la forma en que tratamos a los demás empieza, primero, por cambiar cómo nos tratamos a nosotros mismos. El proceso: De la reacción al reconocimiento Cuando nos encontramos en una situación difícil, el primer paso no es forzarnos a ser diferentes, sino reconocernos. Aquí te dejo una manera práctica de hacerlo: Escena 1: Pasa algo (un disparador). Surge una situación que nos activa: alguien dice algo que nos molesta, sentimos que nos rechazan, o simplemente el cansancio nos sobrepasa. Escena 2: Reaccionamos como no nos gusta. Puede ser un grito, un comentario sarcástico, o incluso un silencio frío. Al final, sentimos que no estuvimos a la altura de cómo "deberíamos" haber actuado. Escena 3: Aparece el juez interno. Esa voz interna comienza a reclamar: "¿Otra vez igual?" o "¿Por qué no puedes cambiar de una vez?" Escena 4: Frenamos y respiramos. Aquí está la clave. Antes de caer en la frustración o la culpa, nos preguntamos: ¿Qué fue lo que realmente pasó? ¿Cómo me sentí en ese momento? ¿Fue miedo, cansancio, sensación de rechazo? Este paso es crucial, porque no actuamos desde la nada. Siempre hay un contexto real y emocional que explica por qué reaccionamos como lo hacemos. Escena 5: Nos reconocemos y avanzamos. Cambiar no es cuestión de fuerza de voluntad o de controlar nuestras reacciones a toda costa. El verdadero cambio viene de comprendernos, de ver nuestras emociones como una guía para lo que necesitamos. No se trata de control, sino de conexión A menudo intentamos cambiar desde la exigencia: "No puedo volver a gritar" o "Debo ser más paciente". Pero el control solo genera más tensión y, tarde o temprano, esa tensión se libera de manera explosiva. La transformación no ocurre cuando nos forzamos, sino cuando nos permitimos conectar con lo que sentimos. Nuestro cuerpo es un aliado en este proceso. Las emociones no son obstáculos, son señales que nos indican cómo estamos viviendo una situación. Por ejemplo: Si reacciono con enojo, ¿qué me hizo sentir vulnerable o inseguro? Si me muestro distante, ¿qué estoy evitando enfrentar? Al conectar con estas respuestas, podemos empezar a actuar desde un lugar más auténtico, desde lo que realmente valoramos y necesitamos. Cambiar desde la comprensión y no desde el miedo Si queremos cambiar nuestra forma de tratar a los demás, primero debemos cambiar nuestra forma de tratarnos a nosotros mismos. Esto implica: Escuchar nuestro diálogo interno. Reconocer nuestras emociones. Aceptar que no somos perfectos y que está bien equivocarnos. Cuando nos tratamos con compasión, es más fácil extender esa misma amabilidad hacia los demás. No se trata de ser "mejores" según un estándar externo, sino de actuar de manera que nos represente y nos haga sentir en sintonía con quienes realmente somos.
Leer más
Share by: